“Monumento Histórico Provincial”
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Este Hotel funcionó en Bell Ville aproximadamente 10 años desde 1889 y representa, para nuestra ciudad, un verdadero Monumento Histórico.
Si volvemos nuestra mirada hacia el pasado no muy lejano, recordamos la inmigración proveniente de países europeos, especialmente de España e Italia, los que se desplazaron hacia la provincia de Córdoba atraídos por el escaso valor de la tierra y por la existencia del ferrocarril.
Durante la presidencia del Dr. Miguel Juárez Celman, caracterizada por la gran afluencia de extranjeros llegados a nuestro país, se envió al Congreso de la Nación el proyecto de la ley 2205, por la cual el Poder Ejecutivo impulsaba la construcción de trece hoteles para inmigrantes en distintas provincias, uno de ellos, se instalaría en Bell Ville. Es así como en los predios de don Cornelio Casas, (vecino de esta ciudad quien donó a la Nación veinte de las ochocientas hectáreas que poseían a la vera del ferrocarril), se construyó un albergue con capacidad para más de doscientos inmigrantes.
El proyecto se fundamentó en la necesidad de contar con asilos para inmigrantes en lugares fácilmente colonizables, saludables, cómodos, ubicados para la distribución y población de futuros colonos.
La radicación de uno de estos hoteles en Bell Ville, se debería a la influencia de don Marcos Juárez, hermano del presidente de la Nación y caudillo importante, que ocupara durante varios años la jefatura política del Departamento de La Unión.
La ley para la construcción se aprobó en el mes de octubre de 1887 y ya en 1889 el hotel estaba en funcionamiento.
El arquitecto Cavalieri Rinaldo Baronti fue el responsable de la dirección técnica de su construcción. Para ello utilizó una estética italianizante, donde no faltaba el mármol de Carrara blanco para la escalinata de acceso y la imponente reja artesanal de la amplia recepción.
Actualmente parte del antiguo edificio es ocupado por el I.P.E.A. 293 “Agr. Orestes Chiesa Molinari”, el cual aún conserva, la primitiva cocina, desde este lugar, se desciende a un sótano de gruesas paredes y techo abovedado. Los dormitorios separados para hombres y mujeres presentaban techos altos de zinc, eran muy grandes y espaciosos. Se comía en comedores provistos de tablones con bancos; las mujeres debían ayudar en la cocina, en el lavado y planchado de la ropa, en la limpieza y mantenimiento en general; los maridos buscaban trabajo o hacían “changas” para juntar dinero que les permitiera salir del hotel e independizarse. Desde la llegada de los mismos a este hotel, se les brindaba alojamiento y comida gratuita desde cinco a diez días.
Este hotel de inmigrantes funcionó como tal poco más de diez años. Existen varias hipótesis sobre cuál fue la causa del fin del funcionamiento de este hotel que albergaba a los inmigrantes, lo cierto es que el servicio que brindó fue innegable y permanecerá en el recuerdo de todos los belvillenses
En 1902, se labra la escritura de venta del resto de la propiedad de don Cornelio Casas, para “escuela experimental” dependiendo de la Dirección General de Enseñanza Agrícola y en 1904 se crea la Escuela Agrícola Práctica de Agricultura a la que actualmente se conoce popularmente como ENA.